miércoles, 15 de septiembre de 2010

Hamlet

Ser o no ser esa es la cuestión.
¿Qué es mas noble para el espíritu? Sufrir los dardos y flechas de la atroz fortuna o tomar las armas contra las tribulaciones y enfrentándose acabar con ellas.
Morir, dormir, no mas; y pensar que con la muerte ponemos fin al pesar del corazón y a los mil conflictos herencia de la carne. E aquí un termino para ser devotamente deseado. Morir, dormir, acaso soñar. Hay esta el problema. ¿Qué sueños nos pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte cuando nos hayamos liberado de la vida?
¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de la vida? Si no fuera por el temor de un algo después de la muerte. Esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno. Temor que nos aflige antes de lanzarnos a otros que desconocemos. Así la conciencia nos convierte en cobardes a todos.
Que sean recordados mis pecados.

No hay comentarios: